Una de las principales causas de muerte en la población adulta es la enfermedad cardiovascular aterosclerótica. Las manifestaciones clínicas de esta patología predominan en la edad adulta pero la investigación de los últimos 40 años ha demostrado que el proceso aterosclerótico comienza en la infancia y es progresivo durante toda la vida. Si bien existe un componente genético que produce susceptibilidad, los factores ambientales intensifican la progresión de la enfermedad con el desarrollo, en la niñez y la adolescencia, que se expresan clínicamente en los adultos con obstrucción arterial.
Se ha demostrado
que existe una correlación entre la presencia de factores de riesgo de
enfermedades cardiovasculares como son: dislipidemias, obesidad, hipertensión,
tabaquismo y diabetes, medidas en niños y adultos jóvenes con aterosclerosis
subclínica medida más tarde en la edad adulta.
Los
trastornos lipídicos, hiperlipidemia o hipercolesterolemia pueden aumentar la
probabilidad de padecer cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y otros
problemas.
Las dislipidemias se clasifican en dislipidemias primarias (monogénicas y poligénicas) y secundarias.
Las
secundarias se relacionan con causas, renales, infecciosas, hepáticas,
enfermedades de depósito y otras.
Las monogénicas
tienen poca respuesta a las modificaciones ambientales y dietarias y muchas
veces requieren tratamiento farmacológico.
Las
poligénicas son las más frecuentes en pediatría, se relacionan con el aumento
de la prevalencia de obesidad en la infancia y tienen buena respuesta a las
intervenciones en el estilo de vida.
Hoy en día
los niños están rodeados de alimentos ricos en grasa y azúcar, que a menudo
vienen servidos en grandes porciones. Esto deriva que los niños ingieran más
calorías de las que necesitan y estas calorías adicionales, se almacenan en los
adipocitos para su posterior uso.
Los medios
de comunicación como la TV son muchas veces responsables de conducir que los niños elijan
alimentos muy atrayentes pero poco saludables.
El
sedentarismo en los niños se ha implantado a través de nuevos juegos como
consolas, televisión, ordenadores, etc. El niño hace menos ejercicio y quema
menos calorías.
Los hábitos
adquiridos de la familia como comer grandes porciones o recibir alimento como
recompensa o para consolar, también influyen a la larga en la persona porque se
adquieren como hábitos que incrementa el riesgo de obesidad. La obesidad
también puede traer secuelas psicológicas en los niños relacionadas con la
imagen corporal y desembocando en trastornos alimentarios.
Es
importante cambiar este estilo de vida para evitar enfermedades futuras por
ello se recomienda que:
-Las
porciones de comida sean adecuadas para la edad del niño de manera que no coma
en exceso, pero ingiera lo suficiente y variado para su buen desarrollo y
crecimiento.
-Mantener
siempre a la vista alimentos saludables, como fruta, para que los niños
dispongan de ellos y no recurran a dulces o golosinas.
-Evitar
tener en casa alimentos que aporten sólo grasas y azucares como las patatas
fritas, la bollería industrial, galletas y helados.
-Evitar las
bebidas y refrescos azucarados.
-Controlar
el tiempo que los niños dedican a las consolas, videojuegos o televisión y estimularlos
para que jueguen o practiquen deporte al
aire libre.
Las
dislipidemias son importantes factores de Riesco de la ECV prematura por esta
razón es importante un control médico del niño y adolescente, para evitar estas
enfermedades, así como también se debe insistir en un estilo de vida saludable.
BILIOGRAFÍA/WEBGRAFÍA:
- Sociedad Argentina de pediatría [Internet]. Consenso sobre manejo de las dislipidemias en pediatría; 113(2):177-186/177. 2015 [citado 29 oct 2014]. Disponible en: http://www.sap.org.ar/docs/publicaciones/archivosarg/2015/v113n2a23.pdf
- MedlinePlus [Internet]. Obesidad en niños. 2015 [citado 21 oct 2015]. Disponible en: https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/007508.htm
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