miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿CÓMO AFECTA EL ESTILO DE VIDA DE NIÑOS Y JOVENES EN EL METABOLISMO LÍPIDO?

Por NURIA MARÍA SÁNCHEZ


Una de las principales causas de muerte en la población adulta es la enfermedad cardiovascular aterosclerótica. Las manifestaciones clínicas de esta patología predominan en la edad adulta pero la investigación de los últimos 40 años ha demostrado que el proceso aterosclerótico comienza en la infancia y es progresivo durante toda la vida. Si bien existe un componente genético que produce susceptibilidad, los factores ambientales intensifican la progresión de la enfermedad con el desarrollo, en la niñez y la adolescencia, que se expresan clínicamente en los adultos con obstrucción arterial.

Se ha demostrado que existe una correlación entre la presencia de factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares como son: dislipidemias, obesidad, hipertensión, tabaquismo y diabetes, medidas en niños y adultos jóvenes con aterosclerosis subclínica medida más tarde en la edad adulta.

Los trastornos lipídicos, hiperlipidemia o hipercolesterolemia pueden aumentar la probabilidad de padecer cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y otros problemas.



Las dislipidemias se clasifican en dislipidemias primarias (monogénicas y poligénicas) y secundarias.
Las secundarias se relacionan con causas, renales, infecciosas, hepáticas, enfermedades de depósito y otras.

Las monogénicas tienen poca respuesta a las modificaciones ambientales y dietarias y muchas veces requieren tratamiento farmacológico. 

Las poligénicas son las más frecuentes en pediatría, se relacionan con el aumento de la prevalencia de obesidad en la infancia y tienen buena respuesta a las intervenciones en el estilo de vida.

Hoy en día los niños están rodeados de alimentos ricos en grasa y azúcar, que a menudo vienen servidos en grandes porciones. Esto deriva que los niños ingieran más calorías de las que necesitan y estas calorías adicionales, se almacenan en los adipocitos para su posterior uso.

Los medios de comunicación como la TV son muchas veces  responsables de conducir que los niños elijan alimentos muy atrayentes pero poco saludables.

El sedentarismo en los niños se ha implantado a través de nuevos juegos como consolas, televisión, ordenadores, etc. El niño hace menos ejercicio y quema menos calorías.

Los hábitos adquiridos de la familia como comer grandes porciones o recibir alimento como recompensa o para consolar, también influyen a la larga en la persona porque se adquieren como hábitos que incrementa el riesgo de obesidad. La obesidad también puede traer secuelas psicológicas en los niños relacionadas con la imagen corporal y desembocando en trastornos alimentarios.

Es importante cambiar este estilo de vida para evitar enfermedades futuras por ello se recomienda que:
-Las porciones de comida sean adecuadas para la edad del niño de manera que no coma en exceso, pero ingiera lo suficiente y variado para su buen desarrollo y crecimiento.
-Mantener siempre a la vista alimentos saludables, como fruta, para que los niños dispongan de ellos y no recurran a dulces o golosinas. 
-Evitar tener en casa alimentos que aporten sólo grasas y azucares como las patatas fritas, la bollería industrial, galletas y helados.
-Evitar las bebidas y refrescos azucarados.
-Controlar el tiempo que los niños dedican a las consolas, videojuegos o televisión y estimularlos para que jueguen o  practiquen deporte al aire libre.
Las dislipidemias son importantes factores de Riesco de la ECV prematura por esta razón es importante un control médico del niño y adolescente, para evitar estas enfermedades, así como también se debe insistir en un estilo de vida saludable.



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